Entre las condiciones ligadas a la salud mental más frecuentes de la época contemporánea figuran la depresión y la ansiedad. Cada vez más pacientes acuden a la meditación como terapia complementaria para tratarlas. Conoce más aquí.1

Entre las condiciones ligadas a la salud mental más frecuentes de la época contemporánea figuran la depresión y la ansiedad. Cada vez más pacientes acuden a la meditación como terapia complementaria para tratarlas. Conoce más aquí.1
En primer lugar, hay que preguntarse: ¿qué entendemos, concretamente, por meditación? No hay consenso respecto a una definición, pero en general se coincide en que se trata de un tipo de entrenamiento mental que requiere calmar la mente, con el objetivo de alcanzar un estado de atención plena.2
Para meditar es fundamental liberarse de pensamientos sobre el pasado o futuro y aspirar a estar en el aquí y el ahora. Además, se nos invita a vernos a nosotros mismos sin ejercer juicios de valor.2
Distintos estudios comprueban la efectividad de meditar como parte del manejo del dolor crónico, la depresión, el estrés en general y en trastornos de ansiedad, así́ como en algunas condiciones médicas (cáncer, epilepsia resistente, psoriasis y enfermos con VIH, (virus de la inmunodeficiencia humana), etcétera).2
La premisa es que, al cambiar y descansar nuestra mente, se puede mejorar el estado de nuestra salud en general. Además, meditar cuenta con otros beneficios:3
Esta práctica milenaria que permite llevar la mente a un estado de calma absoluta mediante la atención plena del momento presente. Consiste en cortar el autodiálogo del propio cerebro, liberarse de los pensamientos sobre el pasado o el futuro y de todos aquellos mensajes que causan emociones angustiosas o negativas.3
Como resultado, este descanso para la mente produce enormes beneficios a quienes lo practican. Evidentemente, se trata de una disciplina que requiere constancia y compromiso, ya que, si bien es cierto que ofrece resultados muy rápidamente, se trata de un proceso de aprendizaje. Por este motivo no hay que tomarlo con prisas, sino que hay que ir paso a paso, adaptando la práctica a las propias particularidades y necesidades.3
Es clave señalar que existen diferentes tipos de meditación y por ese motivo cada persona tiene que encontrar la que mejor se adapta a su estilo de vida, la que mejor le haga sentir y más le ayude. Por ejemplo, en el caso concreto de la depresión, la meditación más recomendada es la budista.3
La meditación Zazen o “meditación sentada”, que hace énfasis en la respiración y la postura, o la meditación “insight”, que es una práctica budista que vemos integrada en Occidente con el mindfulness. Se centra en conseguir observar los propios pensamientos sin darles ningún valor, únicamente dejando que fluyan.3
Otros tipos de meditación son5:
Para ver efectos se requiere constancia, y meditar es un proceso de aprendizaje; pero la buena noticia es que con diez minutos diarios se pueden generar cambios positivos.3 ¿Otra buena noticia? Se considera que los efectos de la meditación pueden durar seis meses o más. Asimismo, las recaídas de las personas que reciben tratamiento mediante meditación son considerablemente menores que las de quienes no han acudido a esta práctica.4
En conclusión, la meditación es un tratamiento complementario efectivo para un número de condiciones psicológicas, especialmente aquellas ligadas a la ansiedad, el estrés y la depresión.4 ¡Prepara el ambiente para iniciar tu primera meditación y muévete por tu salud!
Referencias: